El ambiente es húmedo e impreciso.
¿Cómo habrá sido el roce de tus dedos por mi sien? me pregunto mientras camino por un domingo después de una lluvia inesperada. Lento, si camino lento. Como si mi cuerpo pesara toneladas. Me acompaña ese céfiro que deja su toque mágico en cada árbol en el que se posa.
Hay días en el que aún quedo impregnada a esa ilusión. Esa imagen que ya no es nítida. La idealización eterna mental que sacude a veces no siempre pero que está constante en aquello que me rodea.