A la hora disponible de siempre, el mensaje de siempre o más bien desde hace unas semanas "ya voy para allá linda". Y los nervios se hacen notar y la confusión de no saber si lo que estoy haciendo esta bien. Pero ya no; me cansé, estaba cansada. Lo veo llegar en nuestra esquina predilecta, mirando a todos lados pensando si alguien me ve. Como si la vergüenza se me quitara por si alguien conocido nos ve chapando furiosamente arriba de la cañada. Ese aroma tan peculiar, tan único, tan prohibido emanando de tu cuello me hace tiritar. Y el sabor de café en tus labios es algo que no puedo contener. Necesito más de vos, necesito más de esa boca, necesito más de esas manos que me rozan mi cintura. Te siento duro y urgido. Yo debo estar mojada con el simple hecho de tu susurro quemando mi piel. "Vámonos de acá, no aguanto más". Tomamos el bondi yendo a tu casa. Quisiera teletransportame a tu cama. Caigo en un mar de rosas donde encima mío me besas y tocas de una forma en la...