Esta habitación tiene una luz tenue iluminándome. Camino desorientada en este boliche, la música es ensordecedora y me genera un estado de ambigüedad e incertidumbre. Hay muchas personas acá. Me agarran y me invitan a bailar con ellos. No quiero. No me siento cómoda, nadie se compara con tu figura celestial que por fortuna diviso a lo lejos. Una corriente de entusiasmo me atraviesa y me muevo torpemente entre la muchedumbre. Desapareces. Como si la tierra te hubiese tragado. Miro para todos lados pero no estás. Otro infortunio, otra noche en el que tu compañía es un espejismo.