Admiro a las personas que pueden posar sus ojos en las almohadas de sus camas y dejarse llevar en sus sabanas sin tener pensamientos intrusivos que perforan la mente hasta paralizarse. Sé que esta noche seré una de las bendecidas en poder descansar en aquel anhelado e inmaculado sueño profundo y bañarme en imágenes suavemente sensoriales.
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