Bésame en el adiós intercambiado detrás de una ventanilla con nuestras manos pegadas y las lágrimas caminan por la comisura de mi boca temblorosa. No quiero perder a nadie menos a ti. Te convertiste en lo que más anhelo día y noche. Me rompe el alma saber que dependo de tu lejanía y tus palabras. No quiero girar alrededor tuyo, no quiero involucrarme de más porque termino bebiendo agonía.