La yema de mis dedos se llena de una electricidad que conozco demasiado bien cuando se posan en tus rizos castaños. Me quedo sin confesiones porque me lees a la perfección como si yo fuera tu libro favorito. Tambaleo, mis piernas acompañan este sentimiento tan fuerte al observarte detenidamente a la simple acción de reir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.