Me sobrepasan las ganas de querer abrazar cada árbol en pleno otoño con esas hojas amarillentas que adornan a su vez las calles en las que se convierten en un paisaje surreal tan maravilloso que me siento agradecida de estar presenciado los rayos del Sol besando cada rama mientras piso estos charcos dorados  crujientes como si fuera otra vez una niña con deseos y ansias de disfrutar la vida. Agradecida por sentirme así en este estado de plenitud consiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.