Pensaba que jamás iba a volver pero si siempre se vuelve a la risa, a la sonrisa contagiosa, a la caricia de la patita de un perro y el correr con él en una plaza de barrio, sentarme en el pasto mojado que mis manos desnuden cada cabello para formar dos trenzas desarmadas en mi cabeza. Me reconforta haber regresado a mi naturaleza despierta.

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